La postura en favor del acuerdo nuclear con Irán del presidente estadounidense Biden amenaza con erradicar los avances por la paz en Medio Oriente logrados por Trump y perjudicar por siempre las relaciones Estados Unidos-Arabia Saudita.
El recientemente electo presidente americano Joe Biden ha tomado la controvertida iniciativa de reactivar las políticas pro-Irán de Obama y ya comenzaron las negociaciones para la vuelta en funcionamiento al pacto nuclear con el país islámico, desactivado por el ex-mandatario Donald Trump.
La República Islámica de Irán, que es gobernada por una teocracia dictatorial que proporciona asistencia a los grupos terroristas Hezbollah y Al-Qaeda, busca que Estados Unidos y Occidente vuelvan a ceder ante sus presiones y poder así seguir recibiendo dinero para sus inversiones militaristas y financiamiento a las guerrillas yihadistas a cambio de que las potencias capitalistas vigilen sus instalaciones nucleares.
Además, los demócratas buscan aprobar en el parlamento norteamericano un paquete de detención de ventas de armamentos a 2 de los principales aliados norteamericanos en Medio Oriente y a su vez enemigos de Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, que bajo el gobierno de Trump consolidaron sus lazos con Israel y con el propio país del ex-jefe de Estado republicano.
Otra muy notoria y polémica medida tomada por Biden a menos de 3 meses de haber asumido fue el sacar del listado del Departamento de Estado que agrupa a las organizaciones terroristas globales a los hutíes de Yemen, un ejército terrorista islámico financiado por Irán que siembra el caos contra el gobierno yemení y ataca frecuentemente a Arabia Saudita.
Estos indicios, e incluso muchos otros, claramente no están dejando al gobierno saudí en muy buenos términos diplomáticamente hablando y el caso de Jamal Kashoggi lo empeoró todo aún más.
Biden ha estado aferrándose en favor del periodista disidente saudí Kashoggi, asesinado brutalmente en la embajada saudí en Turquía, probablemente por las fuerzas especiales internacionales del mandatario Mohammed Bin Salman.
Sin embargo, tal como explica el periodista árabe Najat Al-Saied, si bien la atrocidad del asesinato es innegable, que el gobierno estadounidense tenga un mandatario que se posicione en defensa de un musulmán radical que ha promulgado los ideales de la Hermandad Musulmana, atacado al judaísmo y reivindicado a Osama Bin Laden, es evidentemente un desastre geopolítico, sobre todo en las relaciones entre Estados Unidos con Israel y los países árabes aliados como Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Omán o la propia Arabia Saudita.
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