Mié. Mar 27th, 2024

El sacerdote José Conrado señala que la presencia masiva de la Seguridad del Estado no impide que la gente cada vez hable más alto

Voz incómoda para algunos, necesaria para otros, el sacerdote católico José Conrado Rodríguez Alegre se colocó en el ojo del huracán cuando en 1994 escribió una carta pública a Fidel Castro señalándolo como responsable del desastre nacional. Desde entonces, le han aconsejado varias veces partir al exilio y ha levantado muchas otras polvaredas.

Esta semana conversó con 14ymedio, horas antes de viajar a Madrid y después de meses sin poder salir de Trinidad, donde es cura de una parroquia y donde permaneció atrapado en medio de la pandemia y la crisis económica que atraviesa Cuba.

Pregunta. En los últimos meses varios sacerdotes y organizaciones católicas se han pronunciado muy críticamente sobre la situación en Cuba. ¿Ha llegado el momento de alzar la voz?

Respuesta. Son manifestaciones de una profunda preocupación que percibo entre los hombres y mujeres que están al lado de este pueblo. Son voces que deben ser escuchadas por las autoridades del país, que tienen una cuota de responsabilidad muy elevada con la situación límite que está viviendo la población.

P. La crisis económica y la pandemia se han unido en lo que parece un «abrazo asfixiante» para los cubanos. ¿Se comparte esa sensación en las Iglesias?

R. En todas partes se siente, pero sobre todo lo he visto en Trinidad. El covid ha traído como agravante la incomunicación, el no poder movernos de un lugar a otro, por lo que a veces solo notamos las respuestas locales, pero por toda la Isla se va manifestando claramente esta subida de la temperatura social, hasta un grado que habla de la gravedad del momento.

«Cada vez los cambios son más necesarios en la medida en que la nación se torna más invivible y más difícil»

No sabemos lo que va a ocurrir, pero va a ocurrir algo y será responsabilidad de quienes tienen el poder en sus manos y no quieren permitir que la gente hable ni que el país cambie hacia un clima de libertad, respeto y de participación. Cada vez los cambios son más necesarios, a medida que la nación se torna más invivible y más difícil.

P. Usted ha hablado de Trinidad, una ciudad turística que en poco tiempo ha pasado a convertirse en una villa en quiebra. ¿Cómo se vive la falta de visitantes y el desabastecimiento de productos?

R. La gente ha llegado a un grado de exasperación muy grande. Es una ciudad con una historia muy peculiar porque vivió con mucha fuerza «la limpia del Escambray» y donde se dio por años una represión enorme. En estos momentos, además, hay una presencia masiva de la Seguridad del Estado y, con todo y eso, la gente cada vez habla más alto y claro. Se oye a muchos decir que la situación no puede seguir así y que hay que ponerle remedio.

P. Cartas, declaraciones y publicaciones en las redes sociales de sacerdotes y monjas. ¿Se pronunciarán también las autoridades eclesiásticas como lo hicieron con la carta pastoral «El amor todo lo espera» publicada en plena crisis de los 90?

R. Lo estoy esperando y lo estoy pidiendo. Creo que va a venir y creo que los obispos -que le tienen un gran amor a este pueblo y son hombres buenos- lo harán. Cada vez se hace más necesario que hablen. Tienen que hablar.

P. Si eso ocurriera, ¿cree que tienen las autoridades cubanas talante para escucharlos?

R. No tienen talante para escuchar, pero tendrán que oír.

Por antilope

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