Sáb. Oct 5th, 2024

Eduardo Leal Noda, ahora en el exilio, resguardó en su casa en La Habana objetos y documentos relacionados con próceres de la independencia de Cuba, como parte del caudal histórico masónico nacional

MIAMI.- Un día después, el 21 de mayo, durante un acto oficial del entonces recién instituido primer Gobierno cubano, “el general Máximo Gómez entregó la bandera, en este mismo cofre, al gran maestro masón José Fernández Pellón, como reconocimiento del extraordinario aporte de la masonería a la independencia de Cuba”, relató a DIARIO LAS AMÉRICAS Eduardo Leal Noda, historiador y depositario de objetos históricos de la masonería cubana, en entrevista exclusiva.

Más tarde, en el año 1936, “Pellón encargó la custodia de la bandera a mi bisabuelo, Enrique Elizaga Peláez, maestro masón y soberano gran comendador del grado 33”, relató Leal Noda.

La bandera, que fue confeccionada para la ocasión en tela de algodón de hilo fino, mide aproximadamente dos metros y medio de largo y permanece guardada en el mismo cofre de madera, junto a una copia de la Constitución de 1902 y una réplica del escudo de La Habana.

“Mi bisabuelo protegió la bandera hasta que falleció y mi madre la guardó hasta que me la entregó para cuidarla, y desde entonces la he tenido muy protegida en casa, allá en Santiago de las Vegas”, recordó Leal Noda, visiblemente emocionado, que nació precisamente en 1959, cuando Fidel Castro consolidaba su toma de poder con mano dura.

Leal Noda llegó a Miami, hace apenas unos días, acompañado de su esposa Gladys, y aseguró que logró viajar con la preciada reliquia histórica, y muchas más que conmueven con solo mirarlas, “sin que los agentes del aeropuerto de La Habana se dieran cuenta”.

Represión

En efecto, “las logias fueron penetradas poco a poco en los años 1960 por agentes secretos del Gobierno y los valores de la masonería y la República fueron descartados”, señaló Leal Noda.

Incluso la fecha del 20 de mayo y la proclamación de la República fueron eliminadas, prácticamente borradas de los libros de historia por el régimen dictatorial, y por ello muchos cubanos de generaciones recientes desconocen la importancia de la efeméride.

“Por eso es muy importante preservar esta bandera, para que (la fecha y el hecho patrio) quede (vivo) para futuras generaciones”, subrayó.

De aquella época independentista, Leal Noda resalta entre los objetos custodiados la existencia de la banda masónica del poeta nacional José María Heredia, iniciador del romanticismo en Latinoamérica.

También hay cartas o documentos firmados por José Martí, Tomás Estrada Palma y Bartolomé Masó, entre otros, además de la cuchara del capitán español Federico de Capdevila, el defensor de los ocho estudiantes de medicina que fueron fusilados en 1871 por supuestamente profanar la tumba de un prominente español.

Tan fundamental fue la masonería en la independencia de Cuba y las Américas, que nombres como George Washington, José Francisco de San Martín, Simón Bolívar y José Martí están íntimamente ligados a ellas.

“Creo que Cuba logró ser entonces una república y no un estado libre asociado, tras la ocupación estadounidense (1898-1902), gracias a la presencia de los masones”, aseguró Leal Noda.

“Las grandes figuras de los tres bandos, cubanos, españoles y estadounidenses, eran masones, y entre ellos lograron llegar al acuerdo de la república”, acentuó.

Monumento

La casa de Leal Noda en Cuba, situada en las afueras de La Habana, devino en centro memorial masónico, donde resguardó por más de 40 años varios objetos, cartas y documentos relacionados con próceres de la independencia de Cuba y la República.

Su pasión por la masonería, la historia y las artes plásticas hizo que Leal Noda colocara en 1982, con apenas 22 años de edad, una tarja de mármol en el portal de la casa, para honrar a Franklin Delano Roosevelt, quien fue nombrado “benemérito de la masonería cubana” el 4 de julio de 1947 por su bisabuelo.

“Me acusaron entonces de divisionismo ideológico. Me expulsaron de la escuela de medicina y luego me permitieron estudiar biología si cumplía una serie de asignatura políticas, como comunismo científico, materialismo y economía socialista”, recordó Leal Noda, quien guarda aún el documento, firmado y acuñado por la Secretaría General de la Universidad de La Habana, que promulga la sentencia.

En respuesta, el historiador y depositario, que ni tan siquiera pudo iniciarse en la masonería por “culpa de los infiltrados que votan contra mi iniciación”, apostó por colocar una estatua de bronce de Roosevelt, vestido de masón, en el portal de su casa.

Masonería

De hecho, la masonería es una institución de carácter fraternal que tiene como objetivo “la búsqueda de la verdad, el estudio filosófico de la conducta humana y el progreso social”, entre otros asuntos, “basados en el derecho a la libertad”, explicó a Aparicio M. Aparicio (1925-2016), también masón grado 33, durante una entrevista a este periódico hace dos años.

“La presencia de los masones en la sociedad cubana y los movimientos independentistas de las Américas”, desde Estados Unidos hasta Argentina, “ha sido fundamental”, subrayó entonces Aparicio.

Por ello, “Castro no quiso arriesgarse y mandó a vigilar las logias y sus miembros”, acentuó Aparicio, quien sufrió seis años de cárcel en Cuba por cuestionar, durante una alocución ante la hermandad, el régimen dictatorial instaurado.

“Incluso el edificio Gran Logia Masónica de Cuba (11 pisos) fue expropiado”, tuvo presente Leal Noda durante esta conversación. “Despojaron a los masones de 38 millones de dólares, que tenían depositados en el Banco de los Colonos”, puntualizó.

“Por todo esto, la mayoría de los masones cubanos tuvo que emigrar y reinstalarse en Miami”, remarcó.

Por antilope

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