Pablito Milanés en Florida, despues de su primer concierto en Miami

Un concierto del cantautor en Miami despertó hace diez años la ignominia de Edmundo García y Silvio Rodríguez.

El pasado jueves 21 de octubre Pablo Milanés dio un concierto en la Florida muy cerca de Miami. Una década atrás, en septiembre de 2011, había hecho otro tanto en la ciudad misma. Aquel concierto tuvo movilizaciones contrarias al cantautor producto de su —ya entonces— pasada militancia castrista. En el caso de Pablo, pasada militancia castrista no significa pasada militancia revolucionaria, pues el cantautor distingue, a la revolución, del castrismo. Pero también el concierto y las declaraciones de Pablo Milanés sobre la realidad de Cuba entonces, críticas con la dictadura cubana, movilizaron la reacción del régimen comunista, suscitándose un debate que amerita ser revisado por la evolución pública de sus protagonistas y el estado actual de las ideas que entonces se enfrentaron.

En estos días en que asistimos a la nueva temporada de la ignominia de Edmundo García, en la que el periodista procastrista en Miami reclama reconocimientos oficiales de la dictadura a la que sirvió y pide a gritos de megalómano de bolsillo la rehabilitación pública, no está de más recordar que el señor fue el desencadenante del episodio. Que encontró un aliado afín en el músico Silvio Rodríguez y figuras de relleno que no es interés de este artículo mencionar, y que tuvieron, del lado contrario, a Pablo Milanés.

La relevancia de Edmundo García fue el resultado de defender al castrismo en la tierra donde residen los familiares de los asesinados por la dictadura, de los muertos en el estrecho de la Florida, los exprisioneros políticos y, en general, de toda una población que huyó de su país por el hambre y la desesperanza que el castrismo le ha provisto por más de seis décadas. A eso y a no ser tonto: no tanto. Ese protagonismo residual es el que obtienen no pocos miserables por defender lo indefendible y ganarse la estimación de almas afines que encuentran por su medio el valor para expresar lo que por sí mismos no se atreven.

El 26 de agosto de 2011, en su artículo «Pablo Milanés reniega de la cruz de su parroquia»Edmundo García atacó a Pablo Milanés por una entrevista concedida a El Nuevo Herald. Sin citar siquiera un fragmento de su entrevista, García se permite afirmar que Pablo había contribuido con lo que calificó como confusión de Ana Belén, Víctor Manuel, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina. Los artistas españoles habían censurado el proceder castrista durante la Primavera Negra de 2003, que llevó a prisión a 75 opositores políticos y asesinó a tres jóvenes que habían secuestrado una lancha de pasajeros para desviarla hacia EEUU. En 2010, es de suponer que todavía confusos a ojos de Edmundo García, Ana Belén y Víctor Manuel firmaron el documento «Yo acuso al Gobierno cubano» junto a otros miles de artistas y figuras pública del mundo y de Cuba, por la muerte en prisión, y tras una larga huelga de hambre, de Orlando Zapata Tamayo.

La valoración de Edmundo García no difería de la de Silvio Rodríguez, que había firmado en 2003 la misiva «Mensaje desde La Habana para amigos que están lejos», con la que Fidel Castro implicó con el secuestro y la matanza a un puñado de artistas celebres.

Edmundo García añadía también que sin la revolución que Pablo criticaba, el artista «no hubiera pasado (pienso yo) de ser un bolerista con una guitarra en un bar de Bayamo, o en el mejor de los casos de La Habana». No es menos rebuscada la miseria que Silvio Rodríguez atribuyó a las declaraciones de Pablo al afirmar por entonces, en su blog Segunda Cita, que «Otra cosa que duele es que haya manifestado esas críticas en Miami, a unos días de un concierto que, por más propaganda que hacían, no se llenaba».

Las únicas alusiones a las palabras de Pablo Milanés que en su artículo hizo Edmundo García no se refirieron a la entrevista que motivó su artículo, sino a otra que, según el autor, concediera a Univisión: «Confesó a la periodista Gloria Ordaz que había sido fidelista, pero que ya no lo era; y que no le dedicaría un concierto a Fidel, pero que sí lo haría para las llamadas Damas de Blanco y los llamados presos políticos en Cuba».

Que Edmundo García se concentrara en estas declaraciones exhibe la verdadera motivación de su ataque. Para el régimen castrista es una prioridad la respuesta a cualquier menosprecio de Fidel Castro o exaltación de sus enemigos. Casi al final de su escrito, Edmundo García censura que Pablo Milanés hubiera eliminado de su repertorio algunos temas, «nuevamente, para no herir a Miami«. Y una vez más Silvio Rodríguez coincidió con el periodista al afirmar, también en su blog, luego de que un forista censurara, hasta considerar baja su afirmación de que las declaraciones de Pablo tenían como motivación aumentar las ventas de su concierto: «Bajo y falto de respeto con el pueblo cubano de Miami es automutilar la obra que te hizo trascender, con el pretexto de no herir sensibilidades».

Para ese entonces Silvio había olvidado que poco antes, durante una gira por EEUU en 2010, frente al dilema de herir sensibilidades en el exilio no es que él omitiera algunas canciones de su concierto, sino que omitió el concierto entero y decidió hacerlo en la ciudad floridana de Orlando. Según declaró entonces el organizador de su gira norteamericana, Hugo Cancio, al diario El Mundo: «Hay muchos cubanos y latinoamericanos en Florida que quieren ver un concierto de Silvio. Siempre quise hacerlo en Miami, pero sería muy controvertido y nosotros tenemos que evitar todo tipo de situación que la gente puede interpretar como una provocación».

Al artículo inmundo Pablo Milanés respondió con su «Carta abierta a Edmundo García». Comenzaba su escrito afirmando: «Hace años estás intentando hacerme una entrevista sin éxito…», y de inmediato pasaba a explicarle por qué no se la concedía. Además de por «hijo de puta», Pablo describía el método del periodista del siguiente modo: «coges a tus víctimas (a tus entrevistados), no los indagas, los cuestionas, los destrozas con una autoridad que no sé cuál ser poderoso te ha otorgado y terminas triunfante ante una persona apabullada por el terror de tus palabras…».

A las reservas del periodista sobre las declaraciones de Pablo acerca de las Damas de Blanco, respondió el cantautor: «Cuando veo que unas señoras vestidas de blanco protestan en la calle y son maltratadas por hombres y mujeres, no puedo por menos que avergonzarme e indignarme y, de algún modo, aunque no estemos  de acuerdo absolutamente, solidarizarme  con ellas en su dolor; porque lo más vil y lo más cobarde puede ser que una horda de supuestos revolucionarios ataque despiadadamente a estas mujeres».

Tampoco Silvio Rodríguez se quedó a la zaga de Edmundo García en su valoración de las Damas de Blanco. Al enumerar en su blog lo que consideraba bajezas de Pablo Milanés, comentó al forista que le criticó su comentario: «Bajo es santificar a unas señoras que hasta ayer decían que no eran políticas, que solo eran familiares de sus seres queridos presos y que ahora, después de verlos libres, siguen recibiendo dinero de connotados terroristas y yendo a la embajada yanqui a buscar recursos e instrucciones».

Aludía así al hecho de que una serie de Damas de Blanco que habían permanecido en la Isla luego de la libertad de sus esposos habían decidido continuar reclamando la libertad de los presos políticos. Un mes después de escribir estas palabras Silvio, la actitud empecinada de las Damas costó la vida a Laura Pollán, la líder del movimiento, que murió repentinamente el 14 de octubre de 2011 en el apogeo de su relevancia nacional e internacional, otorgada por la victoria que significó la excarcelación de cerca de cien presos políticos, entre ellos sus esposos, a lo largo de 2010 y 2011. No fue esta la conclusión de años de hostilidad y agresiones de la dictadura cubana, sino el comienzo de una década de violencia para el movimiento que todavía hoy tiene a la Dama de Blanco Aymara Muñoz Nieto en prisión.

El argumento del trovador contra las Damas de Blanco es idéntico al que la tiranía ha movilizado contra los miles de marchantes que en todo el país demandaron libertad el pasado 11 de julio. Silvio, sin embargo, ha decidido en esta ocasión abstenerse de atemperar sus declaraciones a las del régimen cubano que, todavía hoy, mantiene menores de edad secuestrados y ciudadanos de a pie enfrentados a posibles condenas de hasta 20 años por olvidar el hambre y la falta de medicinas para demandar algo que les resultó más imperioso: la libertad.

Desconozco si Pablo Milanés se sentó a ver pasar el cadáver de Edmundo García el pasado jueves 21 de octubre cuando dio su concierto, como le dijo en su carta abierta con las siguientes palabras: «En muchas ocasiones he dicho que me sentaré en el portal de mi casa para ver pasar el ‘cadáver’ de mis enemigos, ahí te espero». Podría haberlo hecho porque en la década transcurrida desde entonces el activo periodista, y la tiranía de la que ahora abjura, tienen en un cadáver su retrato más preciso.

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