Mié. Mar 27th, 2024

La esposa de Maikel Puig Bergolla, encarcelado por participar en las protestas antigubernamentales del 11J, denunció múltiples abusos cometidos contra él en la cárcel, donde solo le han permitido tomar el sol dos veces en tres meses, durante los cuales ha permanecido en una celda de castigo.

A pesar de que el reglamento de prisiones en Cuba establece que cada recluso debe tomar el sol, al menos una hora diaria, para obtener la vitamina D que requiere el organismo, Puig nada más ha tenido dos oportunidades de hacerlo.

De igual modo, su esposa sospecha que tampoco le permitirán la salida de la celda este 26 de enero, aunque es el día límite que puede estar allí, según la propia legislación cubana, indica un reporte del medio independiente CubaNet.

Puig ya fue llevado ante los tribunales de Mayabeque, atado de pies y manos con unas esposas que les llaman shakiras. Lo custodiaron dos policías y perros hasta el lugar de los acusados. Su esposa, Saily Núñez, lo vio entonces, pero no le permitieron contacto físico.

Había participado en la protesta en Güines, en la referida provincia del occidente cubano. Núñez dijo que su esposo estaba acusado por dos policías de haberles tirado piedras y animar a otras personas a sumarse. 

“Ellos dieron su testimonio en calidad de víctimas y testigos. La única prueba que hay contra Maikel es la palabra de esos dos hombres que no presentaron ni un solo certificado de lesiones, que, a pesar de todas las piedras que alegan les lanzó mi marido, ellos no tuvieron un solo arañazo en el cuerpo”, explicó.

“Tampoco hay videos, fotos, y sus relatos estaban llenos de contradicciones. Parecía que se habían preparado para discutir un trabajo práctico y cuando les preguntaban algo no sabían qué responder”, aseguró.

Núñez contó que la primera vez que vio a su esposo lo encontró notablemente delgado y sucio. Este le dijo que el agua la ponían de modo intermitente y poco tiempo, por lo cual a veces debía elegir entre bañarse y guardar para tomar o lavar la ropa.

De igual modo, había adelgazado debido a la pésima calidad de la comida en la prisión. La celda de castigo, en la prisión de Quivicán, mide menos de dos metros cuadrados. Puig está acusado de desorden público; desacato; desacato de la figura agravada; instigación a delinquir y asesinato tentado por las supuestas piedras que lanzó, señala el reportaje.

Su esposa denuncia que al recluso no se le quita el catarro, ni la tos e incluso ha tenido fiebre. Además, es hipertenso y acaba de ser diagnosticado como diabético. Tras medio año en prisión su salud física y mental empieza a deteriorarse.

La abogada Laritza Diversent, directora de Cubalex, dijo al citado medio que un recluso no debe permanecer en celda de castigo más de 90 días. Puig ni siquiera ha cometido indisciplina que justifique el correctivo. Él interactúa con otras personas únicamente lunes y jueves, cuando le permiten hacer cortas llamadas a su familia. En la pieza aislada, se ve obligado a hablarse a sí mismo para escuchar al menos su propia voz. Su esposa no entiende el motivo del ensañamiento.

Por antilope

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