Cinco relatores especiales de las Naciones Unidas (ONU) firmaron una carta conjunta al Gobierno de Cuba solicitando información sobre el trato y la detención del pastor protestante Lorenzo Rosales Fajardo, quien participó en las protestas del 11J y desde entonces está encarcelado.
De acuerdo con la información disponible, aclara el documento, el religioso fue juzgado por varios cargos en diciembre de 2021, pero su sentencia, que estaba programada para el 5 de enero de 2022, se ha retrasado repetidamente y aún no ha sido dada a conocer.
La petición de información, entregada el pasado 16 de diciembre, daba a La Habana un plazo para responder de 60 días, pero después que el pasado miércoles se venciera ese tiempo, el régimen no ha reaccionado.
«Sin pretender prejuzgar la veracidad de la información recibida, queremos manifestar nuestra profunda preocupación por la detención, posterior desaparición forzada de corta duración, maltrato y procesamiento del pastor Lorenzo Rosales Fajardo por su participación en protestas pacíficas. Lamentamos en particular que haya sido detenido en régimen de incomunicación, sometido a desaparición forzada durante tres días, y que aún hoy tiene un contacto muy limitado con sus familiares», afirma el texto de la carta.
La comunicación también plantea preocupaciones sobre presuntas amenazas, torturas y otros malos tratos que habría sufrido el pastor a manos de la Seguridad del Estado cubana.
Además hace un llamado al régimen para que proporcione información sobre por qué el pastor fue arrestado, la justificación de los cargos en su contra y por qué fue recluido en régimen de incomunicación. Se solicitó información sobre la detención del hijo del pastor, David, y la agresión contra la iglesia del reverendo Rosales Fajardo, Iglesia Monte de Sion.
El reverendo Rosales Fajardo fue arrestado luego de participar en el estallido social nacional del 11J. Según sus familiares, ha estado encarcelado en la Prisión de Máxima Seguridad de Boniato, en Santiago de Cuba, desde agosto de 2021, y enfrenta cargos que incluyen «falta de respeto», «agresión», «incitación criminal» y «desorden público», por los que la Fiscalía le pidió diez años de prisión.
Fue juzgado los días 20 y 21 de diciembre de 2021 y se le informó que sería sentenciado el 5 de enero de 2022, pero hasta hoy no se conoce el veredicto.
La jefa de defensa de la ONG Christian Solidarity Worldwide (CSW), Anna Lee Stangl, celebró la misiva de los relatores, pero apuntó: «Estamos decepcionados, si no sorprendidos, de que el Gobierno cubano no haya respondido a la carta. Esta falta de respuesta es otro ejemplo de su total desprecio por las normas y leyes internacionales que protegen los derechos humanos fundamentales y su continua negativa a permitir cualquier transparencia con respecto al caso, dentro o fuera de Cuba».
«Continuamos pidiendo la liberación inmediata e incondicional del pastor e instamos a la comunidad internacional a mantener un intenso escrutinio sobre su caso y la situación más amplia de los derechos humanos en Cuba», finalizó.
Rosales Fajardo es un pastor de la Iglesia Monte de Sion, en Palma Soriano, Santiago de Cuba, que se había enfrentado con frecuencia a las autoridades. De hecho, fue Superintendente de la registrada Iglesia Biblia Abierta, de la que lo expulsaron por presiones de la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista, según información proporcionada por el Instituto Patmos.
Después, fundó su templo actual en el Oriente del país, aunque sin lograr su registro. En las fotografías de su detención el 11J, se ve a dos uniformados inmovilizándolo. Uno, de la Policía Nacional Revolucionaria, parece llevar las manos del pastor a la espalda, quizá para esposarlo. Otro, de la Brigada Especial, más joven y con una boina negra, traba el cuello de Lorenzo en la uve que forma la flexión del brazo y el antebrazo.
Maridilegnis Carballo, su esposa, vio esa imagen pixelada tras los cuatro días de apagón de internet que impuso el régimen después de las protestas. Ni Lorenzo ni el hijo de ambos, David, habían vuelto a casa. El adolescente, de 17 años, estuvo desaparecido casi una semana antes de ser liberado. Al padre no lo verían por unos cien días.