Pero frente a la quiebra espectacular de dos bancos, el exvicepresidente de derecha y el senador socialdemócrata expresan posiciones notablemente similares. El republicano Pence deploró que “vivimos en un mundo en el que ciertas empresas políticamente favorecidas son apuntaladas, respaldadas y rescatadas por el gobierno”. Sanders, un independiente que vota con los demócratas, dice que “no podemos seguir por la senda de más socialismo para los ricos e individualismo duro para los demás”.
Pero frente a la quiebra espectacular de dos bancos, el exvicepresidente de derecha y el senador socialdemócrata expresan posiciones notablemente similares. El republicano Pence deploró que “vivimos en un mundo en el que ciertas empresas políticamente favorecidas son apuntaladas, respaldadas y rescatadas por el gobierno”. Sanders, un independiente que vota con los demócratas, dice que “no podemos seguir por la senda de más socialismo para los ricos e individualismo duro para los demás”.
Este sentimiento es reflejo del populismo que ha penetrado en los dos partidos tradicionales en los últimos 15 años, desde que instituciones financieras endebles causaron preocupación sobre la economía en general. La crisis financiera de 2008 provocó un realineamiento político que rechazó a las elites y a figuras de la clase dominante, con resultados frecuentemente imprevisibles tanto para los demócratas como los republicanos.
“Hay un malestar creciente con la codicia empresaria, que no es tanto de la izquierda contra la derecha como de los de arriba contra los de abajo”, dijo Adam Green, cofundador del Comité de Campaña por un Cambio Progresista, la primera agrupación nacional que apoyó la campaña presidencial de tendencia populista de la senadora Elizabeth Warren en 2020.
A la zaga de la crisis de 2008, el Partido Republicano fue copado por el movimiento tea party, que clamaba por una reducción del gobierno y límites al gasto federal. Donald Trump fue elevado a expensas de dirigentes más identificados con el establishment como Jeb Bush, John Boehner y Paul Ryan.
Del lado demócrata, los activistas de Ocupa Wall Street denunciaron los viejos lazos del partido con las grandes empresas e insuflaron energía a la disputa agresiva de Sanders por la candidatura demócrata de 2016 contra Hillary Clinton. Warren, una experta en bancarrotas de la Universidad de Harvard, se convirtió en una figura política nacional con la creación de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor. Esto ocupó un lugar tan importante en su campaña, que en los actos sus seguidores coreaban “CFBP”, la sigla en inglés de la oficina.
Mientras tanto, una nueva generación de legisladores jóvenes alineados con la socialdemocracia, como la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez, entraron al Congreso, en muchos casos tras desplazar a figuras establecidas.
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