Jue. Sep 19th, 2024

“Todo lo que me ha ocurrido, unido al pésimo trato y desinterés, dan cuenta de la mano negra del régimen detrás”, dijo Zenaida Rams Santana

MIAMI, Estados Unidos.- Zenaida Rams Santana, activista de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), acusó este jueves al régimen cubano de haberle inoculado una bacteria en el hospital donde dio a luz a su pequeña hija. “Han pasado ocho meses y yo cada día estoy peor”, dijo a CubaNet la activista, esposa de Ovidio Martín Castellanos, exprisionero político y miembro también de la UNPACU.

El pasado 3 de octubre, luego de más de dos semanas de ingreso, Rams Santana dio a luz a su hija Perla Claudia en el hospital materno Clínica de Los Ángeles, de Santiago de Cuba. Más tarde, le realizaron una esterilización quirúrgica, con la que comenzó su odisea, refiere.

“El 5 de octubre nos despertamos las recién paridas con un susto horrible; se estaba incendiando la sala y nosotras ahí dentro con nuestros hijos aspirando todo ese humo”, recordó.

Ese día, un incendio de pequeñas proporciones afectó la sala H-I del tercer piso del hospital, tras un cortocircuito provocado por un televisor. El propio director del centro admitió que a esa hora de la madrugada se sobrecargaba el cableado de la instalación.

El siniestro fue sofocado, no por los bomberos, quienes tardaron cerca de una hora en llegar al lugar, sino por trabajadores del hospital. Por su parte, las puérperas fueron trasladadas a duras penas de la sala, sin usar camillas ni sillas de ruedas.

“Yo creía que se me iba a abrir toda la herida. Mientras estaba a gritos por los dolores, a la jefa de Ginecobstetricia solo le importaba que yo no publicara lo que estaba ocurriendo”.

A Rams Santana, a diferencia de otras recién paridas, le correspondió una sala infecciosa, denunció la activista. Dos días más tarde, su herida se infectó.

“Eso daba asco: íntimas tiradas en el suelo, los baños sucios… Había otras mujeres que tenían infecciones y así me estaban exponiendo a que yo también me enfermara”, explicó la joven.

En ese entonces, los médicos aseguraron que la infección se curaría en un máximo de siete días y comenzaron a suministrarle gentamicina, heparina sódica y metronidazol, pero nunca Rocefin, un antibiótico más potente que en Cuba hace varios años se encuentra en falta.

Desde ese centro hospitalario, la activista denunció a través de sus redes sociales y de entrevistas concedidas a CubaNet el trato que estaba recibiendo y la inexistencia de condiciones higiénico-sanitarias indispensables en el centro hospitalario.

Fue dada de alta pasadas dos semanas, sin haber sanado su herida. Según contó, el médico responsable de su cuidado se negó a entregar su hoja de egreso y no le recetó medicamentos para continuar el tratamiento en casa.

Poco después, sufrió un desmayo en su hogar y fue ingresada nuevamente. La infección había empeorado. Durante este tiempo le recetaron metronidazol, amoxicilina y gravinol, pero de igual forma fue dada de alta antes de estar completamente sana.

A su condición de salud se suma su situación familiar. Mientras sucedían los episodios que denuncia Zenaida Rams Santana, su esposo Ovidio Martín se mantenía en prisión, como represalia por su activismo en la UNPACU. Después de ser liberado en febrero de 2020, tomó la decisión de exiliarse a causa de nuevas amenazas por parte de la Seguridad del Estado.

“Mi esposo ha sufrido mucha represión, estando preso esta última vez fue golpeado y muy maltratado. Ahora lo volvieron a detener y querían llevarlo otra vez a prisión”, denunció la activista.

Por su parte, Martín Castellanos declaró a CubaNet que su decisión de exiliarse tenía que ver directamente con el delicado estado de salud en el que se encontraba su esposa.

“Mi mayor preocupación es mi esposa, han pasado ocho meses (desde que dio a luz) y está peor, sin esperanzas de que mejore en este país donde el sistema de salud es precario y, además, donde nuestras vidas corren peligro por todo el activismo a favor de la libertad de Cuba que hemos realizado”, aseguró.

“Todo lo que ha ocurrido fue orquestado por los esbirros de la dictadura, que no miden consecuencias a la hora de obedecer a sus amos”, concluyó el opositor.

Zenaida Rams Santana también denunció que no ha recibido visitas del médico de la familia, ni de otros especialistas del policlínico al que pertenece. Hace tres días concluyó un ciclo de Rocefin gestionado por la UNPACU, pero tampoco cedió la infección. La herida sigue supurando pus y le provoca muchos dolores.

Contó, además, que no le permitieron ver los resultados del último exudado vaginal que le realizaron mientras que un cirujano del hospital militar Dr. Joaquín Castillo Duany le indicó que debe ser operada. Sin embargo, como no se considera una paciente de alto riesgo no podrá entrar nuevamente al salón en tanto no se estabilice la situación existente en la Isla a causa de la pandemia de coronavirus.

“Estoy peor, tengo tres niños por los cuales velar, no me quiero morir y ya creo que en cualquier momento me va a salir algo peor como un cáncer”, lamentó la joven.

Zenaida Rams Santana, de 27 años, asegura que su infección no fue casual, sino que fue inoculada por órdenes del Departamento de la Seguridad del Estado.

“Fue una cirugía muy sencilla, no tenía por qué haber complicación. Todo lo que me ha ocurrido, unido al pésimo trato y desinterés, dan cuenta de la mano negra del régimen detrás de todo esto”, culminó.

Este lamentable caso no es único. Son muchas las denuncias de activistas o desafectos del Gobierno cubano que se han quejado de malos procedimientos médicos o que han sufrido complicaciones de salud en hospitales y centros penitenciarios. Los casos más recientes son los de la Dama de Blanco Xiomara de las Mercedes Cruz Miranda, el opositor Cristian Pérez Carmenate y el científico Ariel Ruiz Urquiola.

Cruz Miranda y Pérez Carmenate ingresaron a prisión en perfecto estado de salud y fueron liberados bajo licencia extrapenal por el deterioro de sus condiciones físicas (en el caso de Cristian, a raíz de una brutal golpiza propinada por un agente policial). Mientras, Ruiz Urquiola asegura que, durante una huelga de hambre que realizase en protesta por su injusto encarcelamiento, le fue inoculado el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) por médicos al servicio de la Seguridad del Estado.

Fuente : Katherine Mojena Hernández

Por antilope

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