Jue. Mar 28th, 2024

El joven médico cubano Alexander Raúl Pupo Casas, forzado a renunciar a su trabajo por actos represivos y de censura en su contra, dirigió un sentido y fuerte mensaje a todo el personal de salud en Cuba

El joven médico cubano Alexander Raúl Pupo Casas, forzado a renunciar a continuar su carrera en el hospital Ernesto Guevara de Las Tunas por las maniobras de la dirección del centro en su contra, como represión a su voluntad de hacer uso en redes sociales de su libertad de expresión, dirigió este domingo 4 de octubre un sentido y fuerte mensaje a todo el personal de salud en Cuba.

Desde su perfil de Facebook, el galeno esbozó varias de las muchas dificultades que médicos y médicas, enfermeras y enfermeros, y trabajadores de la salud en general sufren en su día a día en un país con una economía disfuncional y un gobierno que pretende controlar todo, incluyendo la vida de sus galenos.

“Ya va siendo hora colegas de que alguien nos ponga el respeto que nos merecemos” inició diciendo Pupo para justificar su mensaje, al tiempo que anticipó trataría algunos temas que a todos interesan, pero que por miedo a la repercusión no todos se atreven “a decir en voz alta”.

“Como a mí ya me trajo consecuencias hablar, lo voy a hacer por todos”, enfatizó para introducir su mensaje, que dejó claro no será el único de esa índole.

“Cada vez que un médico decide expresar su inconformidad con el sistema aparece alguien a sacar en cara que estudió gratuitamente en la revolución. Eso está perfecto, pero yo lo veo de otra forma. Cuando un médico se gradúa tiene que pasar un período de ‘Servicio Social’ donde el sistema de salud lo ubica donde mejor le plazca por dos o tres años. Se supone que en ese tiempo usted le paga al Estado lo que invirtió en tu carrera y formación. Lo raro es que posterior a esto no ocurre ni un aumento salarial, ni tienes el derecho de elegir donde deseas trabajar. O sea, pagas tu carrera por el resto de tu vida”, expuso el galeno, víctima de actos represivos y de censura que pueden terminar acabando con su carrera médica en Cuba.

“También ocurre que desde que te gradúas pasas a un listado de ‘Regulados por salud’, que te impide poder sacar pasaporte y salir o entrar libremente del país (más riguroso para residentes y especialistas recién graduados). Básicamente el médico se convierte en un recluso del sistema por varios años, pues para poder salir tiene que solicitar la ‘Liberación’, que puede tardar hasta 5 años en llegar o puede no llegar nunca. O sea, te conviertes en ‘mano de obra barata’ de por vida”, denunció sobre una de las quejas más comunes en el personal de la salud de Cuba, que no tiene la opción de migrar tan expedita como otros profesionales de la isla.

“Otra cosa son los salarios y condiciones de trabajo”, agregó el joven. “Hay quien se defiende diciendo que el salario del sector salud es uno de los más altos, lo que nadie analiza es que a diferencia de la mayoría de las otras profesiones al médico no se le paga ni mes 13, ni vinculación, ni resultados, ni peligrosidad, ni lejanía, ni antigüedad. Si a esto le sumamos que los doctores y enfermeras se ven obligados a emplear parte de su salario en comprar los medios para trabajar, entonces tendríamos una idea de cuánto queda del salario. Que levante la mano el médico o la enfermera que no ha tenido que comprar lapiceros, hojas blancas, pegamentos y otros medios para poder desempeñar su trabajo y que son exigidos por los hospitales, aunque no los garantice.

Es muy triste colegas que de tu salario (que ya no alcanza casi ni para la comida) tengas que sacar una parte para poder trabajar cómodo. Si a esto le sumamos el 5% que te descuentan en la nómina, el pago mensual del sindicato (que de haber un problema defiende más a la institución que al trabajador), otros pagos como CDR, FMC (las mujeres), PCC (los que militan) y el dichoso aporte a la ‘Revolución’, ¿cuánto terminamos cobrando realmente?”

Las observaciones de Pupo en este punto son consecuencias claras de un sistema agotado, incapaz de producir y garantizar medios básicos y útiles para el desempeño diario de la mayoría de sus instituciones y trabajadores. Una incapacidad que sobrecoge o impacta en todas las esferas y actividades diarias, básicas o no.

Al igual que los habitantes de la isla carentes de privilegios de familia o nomenclatura política, los trabajadores de la salud tienen dificultades para alimentarse y vestir, para adquirir bienes de consumo y artículos de primera necesidad, y para transportarse y ejecutar sus actividades diarias en tiempo y forma.

“¿Cómo es posible que sea salud una de las pocas entidades que no les garantiza transporte a sus trabajadores, aun siendo tan estrictos con los horarios? Yo he visto el transporte de los obreros de las UCM (Unidades de Construcciones Militares). Es genial, son decenas de yutongs (ómnibus de fabricación china) que les garantiza que cada obrero vaya y retorne al trabajo cómodamente sentado y en su horario, lo mismo ocurre con los trabajadores del turismo y otros sectores relacionados.

Me pregunto, sin intención de menospreciar cualquier oficio: ¿Acaso Salud es menos importante que el turismo? ¿Será que los médicos merecen menos? Al final a la enfermera, que estará el día entero de pie suministrando medicamentos, al cirujano que se pasará el día operando y al médico en general que dedicará su día a salvar vidas les tocará ir en un bus público, a veces apretado, incómodo, de pie por largos recorridos, les tocará pagar un taxi, que tienen unos precios no viables para el trabajador o haciendo auto stop, y todo porque el Estado no es capaz de garantizarle o venderle siquiera una bicicleta.
 
… No quiero cansarlos con otros problemas de los que les hablaré en otro momento y que estoy seguro que alguno querrá tocar. Solo les pregunto hermanos colegas. ¿Hasta cuándo el abuso hacia los trabajadores de la salud? ¿Hasta cuándo vamos a seguir bajando la cabeza solo para poder salir de misión o conservar el trabajo? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que el Estado nos tenga como perros, dándonos palmaditas en forma de aplausos a las 9 p.m. para que no ladremos? Da pena hermanos colegas, da vergüenza que permitamos que esto nos esté pasando. Nosotros somos galenos y merecemos «RESPETO». Nosotros salvamos vidas, nosotros exponemos nuestra salud para proteger la de los demás. Y si el Estado es incapaz de entenderlo pues nos tocará hacerlos entender o seguiremos así para siempre…. Es mi opinión. Usted comente la suya”, concluyó Pupo, en interpelación directa a sus colegas que prefieren seguir sufriendo callados que alzar la voz para cambiar sus condiciones

Por antilope

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