Vie. Mar 29th, 2024

La presencia del mismísimo ministro de Transportes, Eduardo Rodríguez, el embajador de Rusia en Cuba, Andrei Guskov, y el representante comercial ruso en la Isla, Alexander Bogatyr, en el recibimiento de siete locomotoras este martes en La Habana constituye una escenificación de especial importancia después de que en las últimas semanas se haya sembrado la duda sobre la cooperación entre los viejos aliados.

«La llegada de estas locomotoras a Cuba coloca al ferrocarril en una mejor posición para enfrentar los retos de transporte del próximo año; vemos a este proyecto, que se ha desarrollado como parte de los acuerdos de la Comisión Intergubernamental Cuba-Rusia con la compañía rusa Sinara, como ejemplar», dijo Rodríguez a la agencia rusa Sputnik durante el acto.

Sin embargo, entre los empleados de la Unión de Ferrocarriles de Cuba la noticia de la llegada de las nuevas locomotoras no ha sido recibida con mucha alegría. Para maquinistas, ingenieros y mecánicos los equipos provenientes de ese país que han arribado a la Isla en los últimos años implican retos difíciles de sortear en las actuales circunstancias.

«En comparación con otras locomotoras del mercado demandan gran cantidad de combustible para su funcionamiento y ya se sabe que ese es un problema aquí»

«Son altos consumidores de combustible», reconoce un maquinista que habló con 14ymedio bajo condición de anonimato. «En comparación con otras locomotoras del mercado demandan gran cantidad de combustible para su funcionamiento y ya se sabe que ese es un problema aquí, porque el suministro que tenemos no siempre es estable».

La misma fuente reconoce que envíos anteriores «no se ha logrado la continuidad en la llegada de las piezas de repuesto, que se necesitan mucho porque debido al número limitado de estos equipos que tenemos en el país no se les puede dar las paradas técnicas y de mantenimiento que llevan establecidas y el sobreuso las afecta bastante».

«La mayoría de las que han llegado hasta ahora se están usando en el transporte de carga, porque no tenemos suficientes coches para la transportación de pasajeros y los que hay están en mal estado», detalla el maquinista. «Incluso la mayoría de las locomotoras rusas que han llegado hasta ahora son de mediano porte y eso limita su uso en cargas».

«La gran necesidad ahora mismo la tenemos en las locomotoras de alto o gran porte, pero además en el suministro estable de piezas y en el mejoramiento de las vías que, aunque se ha hecho un proceso de renovación, no ha sido suficiente. Es casi un crimen meter estos equipos acabados de llegar por unas líneas que terminan dañando mucho su funcionamiento».

Hace un año, la compañía rusa Sinara Transport Machines (CMT) y la empresa Ferrocarriles de Cuba anunciaron la creación de una red ferroviaria sin parangón en Latinoamérica. «Pese a todos los sucesos políticos que afectan a Cuba, llevamos a cabo allí proyectos por un monto de 200 millones de euros, ya hemos recorrido la mitad del camino, suministramos 45 locomotoras y fabricamos conjuntamente una fábrica de reparación de locomotoras», afirmó entonces Antón Zubijin, director de la compañía.

«La gran necesidad ahora mismo la tenemos en las locomotoras de alto o gran porte, pero además en el suministro estable de piezas y en el mejoramiento de las vías que, aunque se ha hecho un proceso de renovación, no ha sido suficiente

El total de locomotoras que tenía previsto suministrar era de 75, de las cuales ya han llegado, con las de ayer, 60. Según el ministro de Transportes, muchas de ellas ya «participan en los principales tráficos de transportes del ferrocarril en Cuba». Además, Sinara provee de técnicos y mantenimiento.

Los funcionarios presentes en el acto del martes se esforzaron en declarar que la cooperación sigue adelante aunque «los efectos del covid y de esta crisis derivada de la pandemia nos han obligado a extender los plazos y a reorganizar los proyectos, pero la voluntad y continuidad de estos proyectos se mantienen vigentes y continuaremos en 2021 trabajando en esa dirección», remarcó Rodríguez.

El mensaje fue apuntalado por Bogatyr, que subrayó que la entrega de las locomotoras es un signo de la continuidad de la colaboración. «Lamentablemente es la única entrega de locomotoras este año, pero estamos seguros de que el año próximo será más fructífero (…) así que los planes de colaboración son importantes en la esfera de los ferrocarriles, no solamente con Sinara, sino con otras importantes empresas rusas que tienen proyectos y esperan continuar desarrollándolos», indicó.

Entre ellos está el convenio firmado con la Unión de Ferrocarriles de Cuba y la empresa RZD por valor de 2.314 millones de dólares y financiado íntegramente por Rusia para modernizar toda la estructura ferroviaria de la Isla.

El evento se celebró pocos días después de las declaraciones del secretario ejecutivo de la Comisión Intergubernamental Ruso-Cubana de Comercio, Cooperación Económica, Científica y Técnica, Oleg Kucheriáviy, que dejaban entrever una cancelación masiva de inversiones en Cuba por incumplimientos por parte de La Habana.

El funcionario contó a la prensa rusa que, de los 60 proyectos conjuntos, apenas diez estaban llevándose a cabo y señaló en una reunión de la Comisión de Asuntos Internacionales del Senado que la última sesión de la comisión intergubernamental, que debía celebrarse en La Habana, fue cancelada por «silencio» y «dilación» de las autoridades cubanas.

«La lista de documentos, incluidos los del ámbito crediticio y financiero, no estaba preparada por culpa de la parte cubana», dijo, antes de precisar que, como consecuencia, una cincuentena de proyectos estaban parados.

Yuri I. Borisov, viceprimer ministro de Rusia y encargado desde 2018 de las relaciones económicas con Cuba ya dijo aquel año a la televisión de su país, tras un viaje a la Isla, que los funcionarios cubanos no tenían interés en poner dinero para las inversiones necesarias y que en las negociaciones imperaba una mentalidad de la Guerra Fría que en la Rusia postsoviética ya no tiene lugar.

«Son negociantes complicados, no lo voy a esconder, la mentalidad del pasado pesa sobre ellos constantemente. Durante las negociaciones, en las posiciones que llevan, siempre aparece que somos un puesto de avanzada de la revolución mundial y simplemente nos tienen que ayudar», señaló.

Sin embargo, y aunque aparentemente incómoda, la vieja amistad continúa. A principios de este año, el embajador Guskov anunció préstamos por un valor superior a los 1.000 millones de euros.

«Una parte importante de su financiación, casi 900 millones de euros, se proporcionará a través de créditos comerciales de los bancos rusos», dijo el diplomático. La mayoría, que debe ser gastada en proyectos, irá al deteriorado ferrocarril cubano, aunque también está prevista la inversión en Defensa o el sector electroenergético

Guskov dijo entonces confiar en que los fondos invertidos se recuperarían a través de la cancelación de créditos, aunque la sombra del impago ya se cierne sobre la operación. Cabrisas tuvo que explicar el pasado septiembre que el retraso de los pagos se debe, como todo, al embargo de EE UU y la pandemia del coronavirus y que La Habana confía en cumplir sus compromisos en un futuro. «Estamos convencidos de que saldremos adelante».

Por antilope

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