El presidente estadounidense, Joe Biden, se unió a los polémicos Acuerdos Climáticos de París, que castigan el uso de combustibles fósiles como el petróleo, al firmar una orden ejecutiva durante su primer día en la Casa Blanca, el 20 de enero.
Biden, adicionalmente, ordenó la detención de la construcción del oleoducto Keystone XL, el mismo día, con perjuicio económico para Estados Unidos y Canadá.
El expresidente, Donald Trump, anunció la retirada de Estados Unidos de esos acuerdos en el 2017 porque dañan la economía del país, por otro lado se basan en teorías sobre el cambio climático, fuertemente controvertidas científicamente.
“El cumplimiento de los términos del acuerdo de París y las onerosas restricciones energéticas que ha impuesto a Estados Unidos podría costarle a este país hasta 2.7 millones de puestos de trabajo perdidos para el 2025, según National Economic Research Associates”, explicó Trump al anunciar su retiro de esos tratados.
Y agregó: “Esto incluye 440.000 empleos menos en la manufactura – no es lo que necesitamos – créanme, no es lo que necesitamos – incluyendo empleos en el sector automovilístico, y la ulterior aniquilación de las industrias estadounidenses vitales de las que dependen innumerables comunidades”.
“Rusia y Venezuela estarán encantados de saber que su cuota de mercado aumentará gracias a la torpeza de la Administración Biden”, escribió el autor Daniel Turner, señalando las repercusiones estratégicas internacionales de esa decisión.
Asimismo, el primer ministro de la provincia de Alberta, Canadá, Jason Kenney, expresó su molestia porque Biden no consultó con Canadá antes de actuar, calcula que la provincia puede perder unos 1.000 millones de dólares si el proyecto se cancela.
“Si el gobierno de Estados Unidos se niega a abrir la puerta a un diálogo constructivo y respetuoso sobre estas cuestiones, entonces está claro que el gobierno de Canadá debe imponer sanciones comerciales y económicas significativas como respuesta para defender los intereses económicos de nuestro país”, advirtió Kennedy, según el medio local City News.
Parte de Keystone XL se ha construido, pero no está en funcionamiento. El oleoducto de 1.947 kilómetros transportaría 830.000 barriles diarios de petróleo crudo desde Hardisty (Alta) hasta Steele City (Nebraska).
Luego iría a las instalaciones existentes de la empresa para llegar a la Costa del Golfo de Estados Unidos, uno de los mayores centros de refinado de petróleo del mundo.
Junto con estas órdenes ejecutivas Biden firmó una docena más, básicamente dedicadas a eliminar los logros de la administración Trump, negándole al país los beneficios obtenidos con ellos.